Telarañas

 Voy a contar la historia de una pequeña criatura que ha mantenido una mentira durante nueve años y me ha pedido que cuente su verdad...

 Todo empezó cuando esta criatura, a sus diez años de edad, decidió que sería divertido jugar diciendo una pequeña mentira piadosa, que para ella, era inofensiva. Nunca pensó que algo tan simple como decir ''Soy un humano'' le fuera a traer tantos problemas. 

 Al principio todo era fácil, aprovechándose del hecho de que nadie podía ver su verdadero aspecto, aseguraba a sus víctimas que era un humano más. ¿Por qué les llamo víctimas? Más tarde se acabará entendiendo. 

 Poco a poco, la mentira fue creciendo, a la pequeña criatura ya no le bastaba con solo decir que era un humano... Tenía que dar pruebas de ello pero... ¿Cómo demostrar que eres humano cuando realmente no lo eres? La respuesta era bastante sencilla, al menos, eso es lo que ella pensaba. Se inventó una vida ajena a ella, quizás esa vida era la que le hubiera gustado vivir, quién sabe. Utilizó todos los medios posibles para que su creación fuera tomando consistencia. Robó la imagen y los nombres de los humanos que la rodeaban, estando segura de que nadie lo descubriría. Entonces pensó que ya no tendría más problemas al respecto. 

 Y así fue, al menos durante una temporada, luego se vio en la necesidad de ampliar nuevamente su mentira...

 Aquello se fue convirtiendo en un círculo vicioso con el paso del tiempo, la criatura mentía y sus víctimas creyendo que era cierto le pedían más detalles, entonces ella nuevamente debía inventarse nuevos datos que, a su vez, concordaran con los dichos anteriormente.

 Las víctimas de la criatura, fueron cogiendo cariño al humano que supuestamente era y no solo eso, hubieron quienes empezaron a tener sentimientos más fuertes que la mera amistad. Cosa que, por una parte enorgullecía a la criatura, pero por otra, hacía que un nuevo temor se implantara en un pecho.

 Ese temor no hacía más que aumentar conforme seguía pasando el tiempo y su mentira seguía creciendo considerablemente. Ella tenía miedo a la reacción que tendrían sus víctimas si llegaban a descubrirla, sobretodo aquellas que se fueron enamorando del humano que pretendía ser. Era tal el miedo que la invadía que se veía obligada a seguir mintiendo.

 Aquello que empezó como un juego, una mentira piadosa, se acabó convirtiendo en una obsesión para la criatura, hasta el punto en el que las lágrimas empapaban su almohada por las noches y deseaba profundamente no haber dicho nunca aquella mentira. Ella siempre fue una mentirosa compulsiva, sabía que estaba mal pero mentir le resultaba tan familiar como el simple hecho de respirar.

 Al fin y al cabo, decir mentiras es muy fácil,  lo realmente difícil es mantenerlas, sobretodo durante tanto tiempo...

 Mentiras que se cubren con más mentiras y al final acaban enredándose como si de una telaraña se tratase. Al igual que estas, las mentiras se rompen enseguida, pero si se ubican en el lugar correcto, pueden durar años y años...

 Aunque los años que duren siempre serán en vano, ya que tarde o temprano acabarán siendo descubiertas por alguien y terminarán destruidas, obligando a la araña a empezar de cero.

 La criatura se dedicaba a tejer mentiras en forma de telarañas, unas pequeñas otras enormes y hacía todo lo posible para que nunca fueran descubiertas. Hasta que llegó a un punto crítico, en el que tejer hacía que su cuerpo se agarrotase y un profundo dolor la invadiera. Poco a poco fue perdiendo la cabeza a causa de la obsesión y el miedo que le provocaba el hecho de que alguien pudiera descubrirla.

 Aquello provocó que acabara atrapada en su propia telaraña, que fue envolviéndola y ahogándola hasta que quedó totalmente inmóvil. Lo único que podía hacer era llorar, lamentarse por todas las mentiras que dijo, por el daño que le provoco a sus víctimas. Solo le quedaba rogar su perdón aún sabiendo que no la escucharían y cuando se enterasen, irían por ella. Porque el ser humano es altamente vengativo y ella lo había descubierto demasiado tarde.